que los cafés de madrugada resultaron una profecía
y las preguntas continúan sin respuesta
Sócrates, Platón, Aristóteles
-la poesía con ellos es imposible-
nos dieron sólo metáforas del tiempo
espirales y cenizas;
quisiera contarte
que la elegancia amada de los griegos
ha estado al alcance de mis manos
y es estrellada
la piel de los mármoles antiguos:
esta noche el Partenón reposa
soñado por las musas
bajo la fría luna llena de enero.
sábado, 24 de marzo de 2018
domingo, 11 de marzo de 2018
Andadas
Leo a una velocidad desesperada por no pensar más: escucho el último devaneo de una mujer en su mortaja; me fascina descubrir los motivos de la negrura del corazón de un hombre en la selva, abrazado a una riqueza absurda.
Fumo mucho por estos días. Fumo a escondidas, con unas caladas sin fuerza que resultan en unos cigarrillos que arden por un solo lado –dicen las brujas que las cenizas a medias son olvido-. ¿Me estás olvidando ya, amor mío, a pesar de que estoy frente a ti cada día, así sea con mis silencios ante tu ruido?
El ruido de la vida que taladra para dar paso a lo nuevo;
que crece como un océano de alga y peces
que marca el triunfo del sol sobre la noche,
una batalla infinita.
Bebo mucho por estos días, buscando apagar mi sed, buscando un bálsamo a estos insomnios de noche sola que ni la poesía consigue embellecer. ¿Es el mismo eldorado que persigues noche a noche en un bar, entre indios que en silencio se burlan de la avaricia de felicidad natural en el hombre?
Llueve mucho por estos días amor mío; el gobierno ha decidido declarar un monzón, en un gesto ladrón de geografías ajenas, y yo vengo a sentarme aquí a escribir, ¿qué más me queda? Me llueve en el alma, pero bien sé de tu divertida fobia a sentir las gotas de agua golpeándote los hombros, y no te digo nada.
Leo, fumo, bebo, escribo cuando llueve. Estamos mal, amor, y no me queda sino volver a las andadas.
Noviembre, 2016
Fumo mucho por estos días. Fumo a escondidas, con unas caladas sin fuerza que resultan en unos cigarrillos que arden por un solo lado –dicen las brujas que las cenizas a medias son olvido-. ¿Me estás olvidando ya, amor mío, a pesar de que estoy frente a ti cada día, así sea con mis silencios ante tu ruido?
El ruido de la vida que taladra para dar paso a lo nuevo;
que crece como un océano de alga y peces
que marca el triunfo del sol sobre la noche,
una batalla infinita.
Bebo mucho por estos días, buscando apagar mi sed, buscando un bálsamo a estos insomnios de noche sola que ni la poesía consigue embellecer. ¿Es el mismo eldorado que persigues noche a noche en un bar, entre indios que en silencio se burlan de la avaricia de felicidad natural en el hombre?
Llueve mucho por estos días amor mío; el gobierno ha decidido declarar un monzón, en un gesto ladrón de geografías ajenas, y yo vengo a sentarme aquí a escribir, ¿qué más me queda? Me llueve en el alma, pero bien sé de tu divertida fobia a sentir las gotas de agua golpeándote los hombros, y no te digo nada.
Leo, fumo, bebo, escribo cuando llueve. Estamos mal, amor, y no me queda sino volver a las andadas.
Noviembre, 2016
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